sábado, 21 de noviembre de 2009

Del retorno y de ti


Nunca he tenido la verdad. No he practicado la bondad por mucho tiempo. Ni he creido en la humanidad. Así todo se da sin que uno quiera. Las hadas de la felicidad siempre han estado lejos de mi visión. Parece que lo único que he encontrado digno de seguir es la poesía. El poema como entidad de la más pura existencia. Así la maldad se personifica de belleza y entonces todos la comen hasta que se atragantan y lo que pedían ya no lo piden por que su edad pasa y avanza y a eso le llaman experiencia y a veces le llaman Dios. No a lo que es mágico y omnipotente sino a su propia insatisfacción y a sus propios límites, a su miedos le llaman Dios o le llama Luz.
Curiosamente creo las palabras no sirven de nada. Que el peor invento humano fue la palabra. Que la palabra apesta. Incomunica, malinforma, deforma las emociones y los sentimientos y las ideas. La palabra es corta aunque la lengua sea larga. Curiosamente trabajar con las palabras me da insatisfacción y vómito. No creo que la palabra sea lo que salva. Ni su símbolo ni significado.
El retorno es el encuentro con lo ya vivido y eso mismo es el vacío. Y aunque lleno de vida y experiencias y belleza, aún así, lo que se encuentra uno es lo desconocido de lo ya conocido.
Los otros verán siempre al que regresa como alguien que nunca debió de haber regresado. Todo entonces se vuelve a pasar por el corazón y se pierde interés, atención y juego.
El que retorna siempre es hijo de quien parte. Y muchas veces lo que se engendra en el viaje no es del agrado de nadie. Pero aún así el retorno es tan inevitable como la poesía.
Y ante lo inevitable sólo queda tener los huesos completos y la visión torcida. Porque sino se pierde la locura y se vuelve a la razón. Hay quien dice que recobra la razón en un momento de crisis nerviosa y sale a una ciudad llena de lobos locos y caperucitas alucinadas. Y a eso le llama cordura.
En fin que el que retorna tiene que defender su postura, su visión, sus alucinaciones, sus obsesiones, su locura particula. Tiene que hacerlo para poder demostrar al final de los tiempos y espacios que él tenía algo distinto que ofrecer a quien lo quiera acompañar en su andar de retornos y poesía.
Cuando se es diferente es inevitable causar estragos.
Cuando se es diferente dentro de los mismo diferentes es inevitable causar miedo y desconfianza.
Las estrellas oscuras son atacadas siempre por las buenas y bondadosas estrellas blancas, y la atacan hasta la muerte, por eso como estrella oscura hay que aprender a defenderse hasta de la bondad y de los que son felices.
Los bondadosos, buenos y felices son los más peligrosos para quien quiere mostrar nuevos caminos para la conciencia humana.
Que no lo sengañen sus sonrisas y sus buenas intenciones. En el fondo siempre quieren destruir lo que es superior a ellos y lo que muestra cosas distintas. Aún con violencia. No fue creado este mundo con violencia? no toda creación es violenta?
Por eso siempre hay que partir, el partir y el retorno es parte de la defensa así no te pueden encontrar tan facilmente.
La poesía es otro escape. Ahí me quedaré durante un buen tiempo. Construyendo al destruir pues nunca le he tenido miedo al cambio, ni a la soledad, ni a los señalamientos de que estoy mal.
Nunca he creido en la verdad. He sido malo desde mi nacimiento. Sólo el crear me ha llevado a otros lugares en donde muy pocos han estado.
Ahí bebo de fuentes distintas. Esas aguas me dan fiebre y con esas aguas me intoxico. Para vivir hay que estar intoxicado. Sólo así sales fuera de la masa absurda y enajenada hasta de buenas razones.
La vida la han construido malas personas y después te venden el bien con la sumisión y el conformismo y la flojera y el miedo.
Hace tiempo que dejé de creerles. Nunca les he creido su mentira sobre la vida, la belleza, la felicidad. Los veo temerosos dentro de sus pequeñas fiestas en sus pequeñas casas con sus pequeñas vidas y eso no lo quiero para que habite mi espejo.
Si mi visión corre peligro la llevo a otro lado que seguramente ese lado será el retorno y la poesía.
Seguramente en el autobús le hablaré a la anciana que siempre me escucha y le platicaré despierto y con fiebre del retorno y de ti.
Marco Fonz
Tlalpan 2009