lunes, 20 de junio de 2011

Un poema de Pound






Comisión


Vayan, cantos míos, a los solitarios y los insatisfechos,
vayan también a los nervios destrozados,
vayan a los esclavizados por el convencionalismo,
lleven mi desprecio por sus opresores.
Vayan como una gran ola de agua fresca,
lleven mi desprecio a los opresores.

Hablen contra la opresión inconciente,
hablen contra la tiranía de lo inimaginativo,
hablen contra las ataduras.
Vayan a la burguesa que agoniza de aburrimiento,
vayan a las mujeres de los suburbios.
Vayan a los atrozmente casados,
vayan a aquellos cuyo fracaso se encubre,
vayan a las parejas felices,
vayan a la esposa comprada,
vayan a la mujer con vínculo.

Vayan a los que tienen delicada concupiscencia,
vayan a aquellos cuyos delicados deseos se frustran,
vayan como plaga sobre el tedio del mundo;
vayan con vuestro filo contra esto,
fortaleced las cuerdas sutiles,
aportad confianza a las algas y los tentáculos del alma.

Vayan de manera amistosa,
vayan con abierto discurso.
Empéñense en hallar perversidades y bondades nuevas,
opónganse a todas las formas de opresión.
Vayan a quienes la madurez embota,
a quienes perdieron interés.

Vayan al adolescente asfixiado en familia:
oh cuán odioso resulta
ver tres generaciones de una casa reunidas!,
como un árbol viejo con retoños,
con algunas ramas podridas y ruinosas.

Salgan a desafiar la opinión,
contra esta vegetal servidumbre de la sangre.
Opónganse a todas las especies de manos muertas.



Ezra Pound

Lustra, 1916

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