miércoles, 31 de agosto de 2011

Visión de Tulio Chavarría






A MANERA DE RESPUESTA

Hace ya varios lustros conocí a un individuo, que después supe era y es Marco Fonz, de nombre.
Corría el mes de diciembre de 1994. El levantamiento zapatista dejaba aún su aroma de pólvora,
no sólo en México sino en el hemisferio occidental.

En esa fecha y comienzos de 1995 aún no sabía yo, joven al fin, lo importante que iba a ser

para mí el mundo de la poesía. Conviví con el escritor Fonz, bien, durante un año. Después se acul-

turó con la Ciudad de México, la cual había abandonado tiempo ha.

Poco a poco me enteré que Fonz había sido casado varias veces, que tenía 2 hijos, hoy no

sólo adolescentes sino adultos jóvenes. Sin que esto se trate de indagar la biofgrafía de Fonz,

pensemos por uno momento que todos tenemos una vida privada, un domicilio, una "libertad" de

tránsito. Garantías individuales cada vez más endebles ante los cacos y desgraciadamente la

"autoridad".

Me da gusto pues, ver a Fonz reflexionar poéticamente sobre su propia obra. Me parece

muy afortunada la imagen del cerebro como coral "negro". Aunque a decir verdad yo prefiero los

colores claros. El rojo "coral", el ámbar y hasta el amarillo que el sol pretende monopolizar.

No se diga el rastro de lluvia y de cristales que es el arcoiris.

Arco que Fonz monta y desmonta en su caleidoscópica y delirante poesía, en el buen sentido.

Los gusanos tratando de ver la luz al final del túnel son también una constante en el trabajo de Fonz,

el que conozco, claro está, pues no deja de publicar este maese.

Sean pues los claroscuros fonzianos una esperanza literaria, si bien ya es un escritor maduro.

Sean pues la tardes tornasoladas, que testificamos sin querer y que, con toda su belleza, eran el

presagio de la vorágine de violencia y sin razón, que estamos presenciando. En hora buena, el tra-

bajo de Fonz, independiente y ciertamente infantil, en el buen sentido.

El gigante que conversa con el gusano y comparten la hoja de la higuera o el peral. Sea, pues,

amigo, si bien la vida nos ha separado, nos vemos en la red. Salú.



Tulio Chavarría. Agosto, igualmente de 2011.

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